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La felicidad

♣ Hace tiempo, no recuerdo dónde, leí una fábula que narraba cómo un gran gato macho, en sus andanzas callejeras, se topó con un chico gatito que afanosamente daba vueltas sin parar, intentando atrapar su propia cola. Se acercó a él y le preguntó: ¿Qué haces, pequeño? -Intento atrapar mi cola. Eso me pareció. ¿Y puedo saber por qué pretendes tal cosa? -Sí, porque me dijeron que en ella está mi felicidad. Ah, qué curioso... Y dime, ¿no se te ha ocurrido pensar que si simplemente caminas hacia delante, ella te seguirá a todas partes sin más?

♣  Pavlik Elf vive sin dinero y sin pasaporte. No acepta que el mundo esté dividido por rayas y que esas líneas dicten el movimiento de una persona. Tampoco le interesa un sistema económico en el que un individuo se puede hacer de oro vendiendo un humo más invisible que el de un cigarrillo.

 

Vivir sin estado

 

Elf renunció a su pasaporte hace cuatro años y, desde entonces, ha vivido en distintos lugares de la zona Schengen y en la inmensidad de internet. En granjas, en mitad del campo, y en grandes ciudades. El documento es imprescindible para salir a otras áreas del mundo, pero no le importa moverse únicamente por estos 26 países de Europa. “Me siento liberado. Tener un pasaporte supone aceptar una serie de normas. No tenerlo me limita a viajar a ciertos lugares pero es mi decisión libre. No quiero contribuir a este sistema y, si fuéramos más, crearíamos una alternativa”, indica.

 

Este experto en tecnología, denominado stateless (sin estado) y moneyless (sin dinero), se encuentra en París. Llegó a la ciudad para trabajar como voluntario en el festival de la economía de la colaboración Ouishare Fest. Ese marco proporciona su alojamiento y su comida. Hoy es esto. Mañana surgirá otro proyecto u otro plan donde no habrá euros.

 

Pavlik Elf, de 30 años, vivía en San Francisco. Trabajaba en una empresa tecnológica y sentía que con su trabajo “no hacía nada bueno para nadie”. La única finalidad de su empleo era conseguir un salario, y eso —pensaba— “no era saludable”. Fue entonces cuando surgió la idea de desprenderse del dinero. Fue hace cinco años. Estuvo tres meses viviendo sin un dólar y le gustó la experiencia. Volvió a reunir dinero para viajar a Europa y una vez aquí decidió renunciar a la moneda oficial de manera definitiva y apartarse de un sistema capitalista insaciable. La recompensa que busca ahora, según dice, es otra: “Quiero estar seguro de que mi trabajo tiene beneficios para otras personas”.—Necesitaba explorar mi libertad —cuenta Elf—. Escribí mis principios en una web. Expliqué que no quería participar en el sistema de pasaportes y que no reconocía a ninguna autoridad. No me siento de ningún estado. Yo soy ciudadano del planeta Tierra.La negación empieza por el propio lenguaje. “No utilizo nombres de países. Es algo que no existe en el mundo físico. Es una construcción mental. Un pájaro, cuando vuela sobre una zona, ve ríos, árboles, montañas… No ve estados. Yo lo siento igual”, indica.

 

Elf: “No utilizo nombres de países. Es algo que no existe en el mundo físico. Es una construcción mental”

—Y tú, ¿de dónde eres, Elf?

—Del sur del mar Báltico. De una población en la costa donde puedes ver pájaros durante todo el año. Te puedo hablar de mi lugar de nacimiento por su naturaleza. Es más relevante y es lo que lo distingue de otros sitios. La gente de allí habla polaco pero eso no determina su nacionalidad. No tienes que llamar a una región por el nombre de un país. Puedes describirla como quieras. Tú, para mí, eres de la península ibérica.

 

Elf se siente atrapado en un sistema oficial de países y también en un nombre y apellido impuestos al nacer.—Mi nombre es Pavlik Elf (elfo). Decidí llamarme así porque estos personajes me recuerdan a la naturaleza y a la navidad. Es una época de regalar y me gusta la motivación del regalo: hacer feliz a alguien. Es una forma bonita de entender la vida. Aceptar todo como si fuera un regalo. Los elfos, además, viven en la naturaleza y a mí me gusta verme como una parte más de ella.Las razones de Elf son, incluso, poéticas. Pero la policía no es tan lírica.—¿Explicarías eso mismo en una comisaría?—En estos cuatro años, la policía me ha pedido la documentación dos veces. Me preguntaron por qué no tenía papeles y me pidieron que rellenara unos formularios. Les dije que muchas de mis contestaciones no les iba a gustar. Mi nombre, por ejemplo. Me llamo Elfo porque yo lo decidí así y no sería honesto firmar un documento con otro nombre. En la casilla de nacionalidad escribiría ‘Sur del mar Báltico’ y eso tampoco les haría mucha gracia.

 

—¿Cómo reaccionan cuando ven esos datos en el formulario?—Siempre dejan que me marche de comisaría porque no hago nada malo. Me llevan allí por no tener documentación. Nada más. No hago daño a nadie, soy amable con ellos, intento apelar a su lado humano y traspasar la coraza profesional. ¿Qué ganan teniéndome ahí? ¿Qué ganan haciéndome daño? Al final, todos somos humanos.En el metro no compra billetes y, en su lugar, muestra una tarjeta en la que escribió: “Hola, vivo estrictamente sin dinero desde hace tres años. Viajo sin tique. Me llamo Pavlik Elf y apoyo la creación de Solidarityeconomy.net”. El aviso, escrito con su letra en un folio blanco, casi siempre funciona. La excepción acaba en una conversación con unos vigilantes de seguridad que pocas veces escucharán una historia similar.

 

Vivir sin dinero

 

“Toda la naturaleza funciona sin dinero. Hay formas de vivir y de organizarse sin monedas”, indica Elf. “No quiero que las decisiones de mi vida dependan del dinero”. Este hombre del sur del Báltico considera que “el dinero es una forma muy primitiva de condicionar las relaciones humanas”. Elf entiende las leyes de dar y recibir de un modo radicalmente distinto a cualquier sistema económico tradicional. “Prefiero que alguien me dé una manzana porque aprecia mi talento o porque le apetece en lugar de hacerlo a cambio de unas monedas”, especifica con su perpetua sonrisa.

El ingeniero especializado en tecnologías de la información asegura que esta forma de entender la economía tiene un impacto muy positivo. La pobreza no es, para Elf, falta de dinero. Es la ausencia de una red de personas alrededor.

La decisión de vivir sin dinero no tiene nada que ver con la extravagancia. Tiene un respaldo filosófico que pocas personas en este planeta podrían soltar con la elocuencia que hace Elf.—A las mayorías les asusta la diferencia. ¿Te han llamado alguna vez ‘raro’ o ‘loco’?—No. Me muevo con gente que entiende lo que hago y que tiene planteamientos de vida similares.El hacker se atrevió a hacer algo absolutamente insólito. Algo que atraparía en un ataque de pánico a la mayor parte del mundo occidental. Paró su vida de ingeniero en San Francisco y la observó como el que disecciona un cadáver. Pensó que no le gustaba el sistema capitalista y que renunciaba a él para investigar otras formas de organización.“Me interesa más el acceso que la propiedad”, indica.—Entonces, en vez de dinero, ¿utilizas el trueque?—No. Me parece más interesante compartir que intercambiar. Las relaciones entre personas deben llevar a un beneficio mutuo. Intento apoyar al común, al procomún, a la comunidad en general. No hago las cosas para obtener algo a cambio. Entiendo el trabajo y las relaciones humanas como si se tratara de la vida familiar. En una familia no se hacen intercambios. Todos colaboran por el bien de todos. Todo lo que haces es por la comunidad.

 

“Entiendo el trabajo y las relaciones humanas como si se tratara de la vida familiar. En una familia no se hacen intercambios. Todos colaboran por el bien de todos”Elf llama a esta forma de organización económica consumo colaborativo, economía de la solidaridad o polieconomía. Y no es el único que vive así. Hay, al menos, una decena más y sus webs de contacto están recogidas en la plataforma Moneyless.info. El hacker organizó esta comunidad online para personas que han renunciado al dinero y también creó Hackers4peace (una comunidad de hackers que trabajan en código abierto “por el beneficio de la humanidad”), y Polyeconomy (una web que habla de sistemas alternativos al capitalismo). Además, Elf colabora en proyectos como OuiShare (economía colaborativa), DSpace (una herramienta de código abierto para crear almacenes virtuales de información), Permabank (un servicio que permite a sus miembros vender y prestar productos y servicios) y unMonastery (un espacio social y laboral en el que sus miembros trabajan, de forma conjunta, con los habitantes de una pequeña localidad para mejorar su hábitat. Los miembros de esta comunidad son remunerados por los proyectos desarrollados para esa población).

 

Lo que más interesa a Elf es investigar sobre “nuevas formas de identidad”. No cree en una desigualdad entre personas basada en la etiqueta de español, chino o peruano. Es más justo, a su entender, un “sistema de reputación” en el que un individuo vale en función de lo que contribuya a la comunidad.

 

—No uso pasaporte y por eso investigo modos más modernos de construir la identidad de una persona. Estoy trabajando en sistemas de reputación en los que los demás pueden ver lo que contribuyes al procomún. Todos ven lo que hace cada uno y si a alguien le gusta lo que haces, puede ofrecerte ayuda extra o regalarte algo. Es la economía de la reputación.Elf desarrolla tecnologías distribuidas. Esas al que el tecnólogo atribuye una filosofía contraria a la centralización del poder en unas solas manos y que intentan favorecer los principios de compartir, descentralizar, acceso libre y mejora constante por la comunidad.

—Debería haber entonces varios sistemas de reputación para que cada persona decida en cuál confía. Uno solo nos llevaría de nuevo a la centralización.—Sí. Tiene que haber varias opciones para mostrar el klout (influencia de un individuo en la red). Trabajo en tecnologías en las que tú tienes todo el control de centralizar tu propia información.

El báltico pretende que su experimento ascienda un escalón más. “Voy a publicar en mi web qué consumo y en qué contribuyo. Los usuarios podrán decirme qué opinan y les pediré sugerencias para ver en qué más puedo colaborar. Quiero involucrar a otras personas en mi toma de decisiones. Lo haré para ser más transparente”.

Caminante Senda
Cuéntame
Cuéntame por qué me destruyes,
si eres tú el que me necesitas para respirar y caminar sobre mi suelo cada mañana.
Dime ¿por qué pones precio a la vida?
Si tu vives sin pagar por los dones que te doy cada día.
Piensa y responde, ¿naciste sobre mí para vivir entre sombras y amarguras?
Sin ver la luz y sentir el calor que emana de mis entrañas, entre ríos valles y montañas
¿Por qué desatiendes la razón, el raciocinio y la consciencia? ¿Por qué te sientes el amo de la vida que te fue regalada? 
¿Cuánto tiempo más necesitas para evolucionar mientras caminas y avanzas?
Explícame ¿en qué te convierte vivir, sin sentirme como la madre que te da la vida y te ama?
 
La Tierra pedía y esperaba las respuestas entre lágrimas que agotaban su energía
Pues su alma se alborotaba y su suelo herido temblaba en una eterna agonía.
Ella esperaba y esperaba que el ser que la habitaba,
Despertara un buen día del sueño que le adormecía desde el amanecer al alba
Mas ellos se retroalimentaban del egoísmo y la avaricia que les envolvía y adormecía cada mañana.
Sin mirar más allá de la inconsciencia que les condenaba a penar mientras la pisaban
La tierra avisaba como la madre que espera el retorno del hijo que perdió la esencia de su alma y el, le arrebataba su luz, el agua y la naturaleza que le alimentaba.
 
Cuéntame hijo, ¿Qué temes?, ¿porque conviertes la vida en una amarga desesperanza?
Al nacer de una madre humana, eres libre y tu alma inmaculada es el regalo que ella desea y reclama.
Dime ¿Por qué olvidas que eres el fruto del amor y al amor le debes la vida que da sentido al mañana?
Piensa y responde con calma, ¿Por qué olvidas al niño que fuiste?, aquel pequeño que sin temor aprendía de la vida lo que esta le enseñaba
Explícame hijo de mi alma, ¿Quién o qué te roba la luz del alma? Pues yo te regalo los frutos y el alimento que necesitas mientras avanzas.
Y tú, los vendes al mejor postor, los destruyes sin más, a pesar que otros sufren las carencias que les mata.
Lo que tú me arrebatas, fue y es el regalo que la vida ofrece a quien nace cada mañana.
Hijo, yo te pregunto cada nuevo día ¿DESPERTARÁS AL OIR MI LLAMADA O SEGUIRÁS DURMIENDO PARA NO VER LA REALIDAD QUE TE RECLAMA Y EN LA CEGUERA QUE OCULTA TU ALMA, NO RETOMAR UN FUTURO CONSCIENTE DE TU SER Y TU DESTINO? Despierta amor, eres el dueño de tu vida, un rey sin corona, ni heredad mundana, que ha de vivir una vida regalada y aprender en ella mientras avanza….sin que un precio añadido condicione un mañana que te recarga de esperanzas..

Zona Gómez Sánchez

 

¿Para qué luchar contra el sistema actual? ¿Acaso no seguiríamos luchando contra nosotros mismos si así lo pretendiéramos?  ¿Y como pretendéis luchar contra el sistema actual?  ¿Siguiendo utilizado el dinero…,  SU dinero!!?  ¿Siguiendo votando sus políticas de separación social e intereses particulares? ¿Abasteciendo y acatando a las doctrinas calmantes? ¿Por qué suena todo esto tan sumamente absurdo…? ¿Os lo habéis preguntado alguna vez?  ¿Y no va siendo hora?
 
¿Qué os parece si mejor creamos un nuevo sistema de organización social a expensas del actual?  ¿No…? ¿Por qué…?  ¿Tal vez porque no se utilizaría el dinero…?  ¿Entonces…,  qué queremos mejorar o cambiar?  ¿El bienestar personal de uno mismo…? Ahhhh,  vale!!  Eso sí lo entiendo.  ¿Delegar TÚ responsabilidad…?  Eso también lo entiendo. ¿Esperar un milagro…? Visto lo visto hasta cierto punto lo entiendo.
 
El proyecto Sistema Organizado nos brinda la oportunidad de pensar y actuar por cuenta propia cara al bienestar de tod@s y cada uno de los seres humanos y del planeta en general.  Un sistema alternativo al actual,  sin necesidad de enfrentamientos contra quienes dirigen,  apoyan y sustentan el sistema actual,  por eso el Sistema Organizado no es un “anti-sistema”,  porque aunque muchos de nosotros no lo dirigimos y apoyamos,  sí lo mantenemos,  en el grado que sea.  Un nuevo sistema que,  de llevarse a cabo,  ocasionaría el detrimento del sistema actual de manera natural, fruto de los propios acontecimientos. Un Sistema libre e ilimitado donde todos podemos participar al unísono tanto en el sistema actual como en el Sistema Organizado  y ahí está la clave de su éxito, comprender que hemos de comenzar,  no a cambiar, sino a transformar de manera paulatina,  pero a conciencia,  el sistema actual por el Organizado,  de forma natural y sin enfrentamientos.
 
¿Para qué luchar contra el sistema actual?... hagamos nuestro propio Sistema,  esa es realmente la solución,  si es en realidad una solución lo que andamos buscando para "todo el mundo" y no "el bienestar personal o territorial",   ya que solemos confundir los términos (de hecho algunos ya lo estamos iniciando "y hemos iniciado" este proyecto que sí que es verdaderamente  "por un bien en común"  para el ser humano y el planeta en general" - sin fronteras,  ni banderas,  ni nacionalidades, como tiene que ser;  tan solo unidos en la diversidad de la cultura humana... pero "una sola" cultura humana,  al fin y al cabo,  - "esa es nuestra verdadera riqueza" -).
 
 
 
Saludos;  Zona (iniciador)

Ana Sánchez

                         HISTORIAS DEL BUDA

 

 

Estaba el Buda meditando en la espesura junto a sus discípulos, cuando se acercó un detractor espiritual que lo detestaba y aprovechando el momento de mayor concentración del Buda, lo insultó, lo escupió y le arrojó tierra. Buda salió del trance al instante y con una sonrisa plácida envolvió con compasión al agresor; sin embargo, los discípulos reaccionaron violentamente, atraparon al hombre y alzando palos y piedras, esperaron la orden del Buda para darle su merecido.

Buda en un instante percibe la totalidad de la situación, y les ordena a los discípulos, que suelten al hombre y se dirige a éste con suavidad y convicción diciéndole:

-“Mire lo que usted generó en nosotros, nos expuso como un espejo muestra el verdadero rostro. Desde ahora le pido por favor que venga todos los días, a probar nuestra verdad o nuestra hipocresía. Usted vio que en un instante yo lo llené de amor, pero estos hombres que hace años me siguen por todos lados meditando y orando, demuestran no entender ni vivir el proceso de la unidad y quisieron responder con una agresión similar o mayor a la recibida. Regrese siempre que desee, usted es mi invitado de honor. Todo insulto suyo será bien recibido, como un estímulo para ver si vibramos alto, o es sólo un engaño de la mente esto de ver la unidad en todo”.

Cuando escucharon esto, tanto los discípulos como el hombre, se retiraron de la presencia del Buda rápidamente, llenos de culpa, cada uno percibiendo la lección de grandeza del maestro y tratando de escapar de su mirada y de la vergüenza interna.

A la mañana siguiente, el agresor, se presentó ante Buda, se arrojó a sus pies y le dijo en forma muy sentida:

-”No pude dormir en toda la noche, la culpa es muy grande, le suplico que me perdone y me acepte junto a Usted”.

Buda con una sonrisa en el rostro, le dijo:

-“Usted es libre de quedarse con nosotros, ya mismo; pero no puedo perdonarlo”

El hombre, muy compungido, le pidió que por favor lo hiciera, ya que él era el maestro de la compasión, a lo que el Buda respondió:

-“Entiéndame, claramente, para que alguien perdone, debe haber un ego herido; solo el ego herido, la falsa creencia de que uno es la personalidad, ese es quien puede perdonar, después de haber odiado, o resentido, se pasa a un nivel de cierto avance, con una trampa incluida, que es la necesidad de sentirse espiritualmente superior a aquel que en su bajeza mental nos hirió.

Sólo alguien que sigue viendo la dualidad y se considera a sí mismo muy sabio, perdona a aquel ignorante que le causó una herida”. Y continuó: “No es mi caso, yo lo veo como un alma afín, no me siento superior, no siento que me hayas herido, sólo tengo amor en mi corazón por usted, no puedo perdonarlo, sólo lo amo. Quien ama, ya no necesita perdonar.”

El hombre no pudo disimular una cierta desilusión, ya que las palabras de Buda eran muy profundas para ser captadas por una mente llena todavía de turbulencia y necesidad y ante esa mirada carente, el Buda añadió con comprensión infinita: -“Percibo lo que le pasa, vamos a resolverlo: Para perdonar, ya sabemos que necesitamos a alguien dispuesto a perdonar. Vamos a buscar a los discípulos, en su soberbia están todavía llenos de rencor y les va a gustar mucho que usted les pida perdón. En su ignorancia se van a sentir magnánimos por perdonarlo, poderosos por darle su perdón y usted también va a estar contento y tranquilo por recibirlo, va a sentir un reaseguro en su ego culposo y así más o menos todos quedarán contentos y seguiremos meditando en el bosque, como si nada hubiera pasado”.

 

Y así fue.

 

Este cuento relata lo importante de nuestras creencias, como mueven nuestra vida y como producen limitaciones que no somos capaces de ver.

 

Una caravana que iba por el desierto se detuvo cuando empezaba a caer la noche.

 

Un muchacho, encargado de atar a los camellos, se dirigió al guía y le dijo:

 

-Señor, tenemos un problema. Hay que atar a veinte camellos y sólo tengo diecinueve cuerdas. ¿Qué hago?

 

-Bueno -dijo el guía-, en realidad los camellos no son muy lúcidos. Ve donde está el camello sin cuerda y haz como que lo atas. El se va a creer que lo estás atando y se va a quedar quieto.

 

El muchacho así lo hizo. A la mañana siguiente, cuando la caravana se puso en marcha, todos los camellos avanzaron en fila. Todos menos uno...

 

-Señor, hay un camello que no sigue a la caravana.

 

-¿Es el que no atastes ayer porque no tenías soga?

 

-Sí ¿cómo lo sabe?

 

-No importa. Ve y haz como que lo desatas, si no, va a creer que siguen atado.  Y si lo sigue creyendo, no caminará.

José Anguita Cervera

Tirad de la cadena

   Aquello que los hombres que nos presumimos de bien no podemos olvidar es que la crisis o trance que nos abate es de principios y valores, de sentimientos y calidad del alma.
   La enfermiza sociopatía entre los políticos que nos destruyen es más que evidente, cualquier alumno de primer curso de Psicología puede trazar los parámetros de un análisis conductual de los más destacados «estadistas», un estudio ponerológico de la maldad, de la psicopatía de muchos de estos indeseables partitócratas, más preocupados de su poder y de sus ingresos en metálico que de la Administración Pública a la que dicen servir. Unos políticos a quienes no se les exige ni siquiera un examen psicotécnico para gobernar un país desde la más alta Magistratura, desde la Presidencia.
   Las actitudes son tan claras cuan sesgadas: tijeras para inaugurar las conquistas del pueblo –tantas veces no deseadas por innecesarias–, mentiras para recortar, y escapismo para ocultar la cabeza ante las duras contingencias provocadas por ellos mismos, émulos del avestruz.
   No hay futuro para el joven ante un presente tan peligroso y negativo para todos. No sabemos ya qué aconsejar a estos jóvenes. Lo más común es inducirles a que se refugien en los restos de ‘Civilización’, en Alemania, Francia, Escandinavia, por ejemplo…, si quieren sobrevivir tras ser desahuciados y quedar deudores, –además de instalados bajo un puente con el conjunto de la familia–, de cientos de miles de euros a la Banca, lo que les hará impracticable el cobro de cualquier nómina por cuenta corriente en caso de obtener alguna ocupación laboral.
   Sin embargo, es nuestro voto el que sostiene la barbarie. Hemos de comenzar a escuchar seriamente a los ciudadanos que se niegan a votar, a participar con su voto en la catastrófica debacle. Votando, no cabe duda, que nos erigimos en cómplices de tamaña barbarie sociopática. Somos, sin duda, todos culpables.

 

   Que el último, si alguien quedara con vida, arroje las papeletas al retrete y tire de la cadena.

                                           

                                           Fdo. J. Anguita Cervera.

 

 

 

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